LA MINERIA DE HOY Y FUTURA DEPENDE DE SU CAPACIDAD DE TRANSFORMARSE

Por Gastón Fernández Montero Abogado, académico y divulgador en minería y ciencia chilena.- La minería chilena, columna vertebral de nuestra economía y símbolo de nuestra identidad productiva, enfrenta hoy un momento decisivo. La transición energética global, las exigencias ambientales, las demandas sociales y los desafíos tecnológicos nos interpelan a repensar profundamente el modelo extractivo que ha imperado durante décadas. No se trata de negar los aportes de la minería al desarrollo nacional, sino de reconocer que su legitimidad futura dependerá de su capacidad de transformarse. A continuación, propongo algunas rectificaciones urgentes que podrían marcar la diferencia.

  1. Superar el extractivismo: hacia una minería con valor agregado

Chile no puede seguir siendo solo un país exportador de materias primas. La dependencia del cobre como commodity nos expone a la volatilidad de los mercados internacionales y limita nuestro desarrollo tecnológico. Es imperativo avanzar hacia una minería que incorpore procesos de refinación, manufactura avanzada y encadenamientos productivos con otras industrias, especialmente en el contexto de los minerales críticos para la transición energética, como el litio y las tierras raras.

  1. Institucionalidad ambiental robusta y legítima

La conflictividad socioambiental que rodea a muchos proyectos mineros no es un accidente, sino el resultado de una institucionalidad débil, fragmentada y muchas veces capturada. Se requiere una reforma profunda que garantice evaluaciones ambientales rigurosas, participación ciudadana vinculante y mecanismos efectivos de fiscalización. La minería del siglo XXI debe operar con estándares ambientales de clase mundial, no como una concesión, sino como condición de su existencia.

  1. Transparencia y trazabilidad: del mineral al producto final

La ciudadanía exige saber de dónde provienen los minerales que alimentan la electromovilidad o las energías renovables. La trazabilidad, certificación y transparencia en la cadena de valor minera no solo son una demanda ética, sino una ventaja competitiva en mercados que valoran la sostenibilidad. Chile debe liderar en estándares de minería responsable, incorporando tecnologías de blockchain, monitoreo ambiental en tiempo real y reportes públicos accesibles.

  1. Innovación tecnológica con sentido estratégico

La digitalización, la automatización y la inteligencia artificial están transformando la minería global. Sin embargo, en Chile, la adopción tecnológica sigue siendo fragmentaria y muchas veces subordinada a lógicas de eficiencia de corto plazo. Necesitamos una política nacional de innovación minera que articule al Estado, la academia y la industria, con foco en resolver desafíos estructurales: eficiencia hídrica, reducción de emisiones, economía circular y seguridad laboral.

  1. Formación de capital humano y justicia territorial

La minería debe dejar de ser una actividad extractiva también en lo social. Es hora de invertir en la formación de capital humano local, en la diversificación productiva de los territorios mineros y en la construcción de relaciones simétricas con las comunidades. La justicia territorial no es un obstáculo, sino una condición para la sostenibilidad.

La minería chilena tiene la oportunidad histórica de liderar una nueva era: una minería inteligente, ética y transformadora. Pero para ello, debe atreverse a rectificar. No basta con mejorar procesos; hay que cambiar paradigmas. Porque, como decía Ignacio Domeyko, “la riqueza de un país no está en sus minas, sino en la inteligencia de su pueblo”.

 

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