Así, cercadas con calaminas de latón eran algunas canchas de acopio de “bolones” de salitre, recinto a la intemperie, sin techumbre y con un improvisado toldo de tela de saco o lona para proteger a los trabajadores, particularmente menores, quienes estaban a cargo de reducirlos para que pasaran por la malla del chancador, las que tenían una determinada dimensión.
Esta imagen, corresponde una oficina salitrera de los años 1895 en la Región de Tarapacá, donde aparece un grupo de salitreros con su mejor tenida, probablemente solo para la foto, mientras se observan a cuatro o cinco menores cumpliendo con la labor encomendada.
Era común en la época del salitre, que los niños a los 8 o 9 años ingresaran a la vida laboral para contribuir al sustento familiar. Por aquellos años los matrimonios se conformaban de varios hijos que sobrepasaban los 6.
Casi siempre los hijos varones mayores estaban potencialmente destinado al trabajo; además, era muy común en el 1800 e incluso hasta el siglo pasado, los hijos “naturales”, sin padre conocido, los que también por las condiciones económicas desfavorable de la madre, tenían igual destino, como era el trabajar a muy temprana edad para el sustento personal y familiar.
