POR PERCIVAL MADERO SANTANA, Cientista Político.- Por tercera vez en once años, un Comité de Ministros con integrantes reemplazante, optó nuevamente por desobedecer las órdenes del Primer Tribunal Ambiental de Antofagasta, decretando ante ellos y por sí, que Dominga no puede seguir por ahora el curso de este enorme proyecto portuario y minero en la comuna de La Higuera, Región de Coquimbo.
Sus detractores están felices, pero en verdad debieran estar infelices por la forma en cómo esto se ha tratado y cómo esto repercute finalmente en la certeza jurídica que requieren los inversionistas para hacer crecer el país. Obviamente, hay un tema que nunca ha estado en discusión, me refiero al deber de cuidar el medioambiente.
Pero ese deber no debe ser reemplazado, porque finalmente tenga más fuerza o más resonancia, la pobreza en Chile es real como consecuencia de la falta de trabajo e inflación; de allí la importancia de un proyecto que dará trabajo a 12.000 personas y, una vez en operaciones el encadenamiento de las empresas de venta de insumos y servicios será más que beneficiosos para todos.
Cuando algunos están felices o les da lo mismo desde los puestos del Estado, es porque tienen una mirada ideológica y no técnica, que es lo que se requiere para definir proyectos de esta envergadura; finalmente para ellos, todo lo que sea crecimiento o inversión privada les molesta, inquieta, malhumora y los resiente política y socialmente. Tenemos que asumirlo como una debilidad de nuestro Estado, pero particularmente porque las señales que entregamos a los que quisieran alguna vez invertir en Chile son realmente elocuentes y definitivamente le quitan todo peso político a quienes intentan invertir en Chile.
Muchos pueden discutir lo que aquí está ocurriendo, pero cuando vemos y oímos, por ejemplo, a personas del mismo progresismo, personas hombres y mujeres de Estado, hablando como el ex Ministro del Trabajo y presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, quien señaló que hay que “parar este cuento”, en el sentido que hoy van a tener que tener más importancia los trabajadores, es que se abre una puerta para entender que aquí hay circunstancias que ya no podemos seguir tolerando de algunos pocos, pero que lamentablemente hoy tienen el poder de decisión en sus manos.
No podemos seguir apostando a la pobreza por encima de consideraciones que podrían ser incluso hasta legítimas pero espurias, porque en definitiva lo que se busca es detener proyectos porque sí, porque en el caso de Dominga está considerada la reposición a los daños medioambientales que se van a generar. Obviamente, y también el cómo nosotros los chilenos transformamos este tipo de problemas en una idea política para las próximas votaciones en las urnas del próximo Noviembre.
¡¡Ya basta!!!, de cómo se están dando hoy las cosas en nuestro sistema político y particularmente a estos individuos que prefieren generar pobreza en vez de 12.000 empleos que hoy se reclaman con urgencia, particularmente en esa postergada comuna de La Higuera, una zona pobre que no tiene otros escenarios posibles de surgimiento , progreso y desarrollo más allá de esta inversión de Minera Dominga.
Obviamente, los términos que usamos son fuertes porque la decisión es torpe y porque acá tiene que haber alguna situación de la cosa ya juzgada y, una forma de poder desconocer lo ya obrado por el Tribunal Ambiental que estos nuevos “ministros” reemplazantes o no, se saltaron desoyendo y desobedeciendo las órdenes de un tribunal
En consecuencia a esta torpeza de detener, de seguir paralizando un proyecto como Dominga, sólo debemos advertirles que quieran o no, vamos a ver realizado este proyecto en el futuro más cercano que tarde, de allí que la ciudadanía, consciente que lo que Chile y chilenos requieren: trabajo , nuevas oportunidades, seguridad y combatir la pobreza, tendremos la oportunidad de votar en Noviembre para elegir y decidir nuestro nuevo destino como país.
