La industria minera del cobre usa 37,2% de agua de mar para sus procesos productivos y se proyecta que en 2034 esto se duplique, aumentando a 69,8% del total de agua que utiliza, debido al crecimiento, tanto en la cantidad de plantas desaladoras, como en su capacidad de producción de litros por segundo, además de proyectos de uso directo de agua de mar.
Las cifras actualizadas están contenidas en el informe de la Comisión Chilena del Cobre, Cochico, “Proyección de demanda de agua y energía en la minería del cobre para el período 2023 – 2034”
“El informe da cuenta de la velocidad y magnitud con que la industria minera está migrando desde las fuentes continentales hacia las no convencionales para alcanzar la seguridad hídrica, utilizando agua de mar, cruda o desalada, y cumplir con las proyecciones de crecimiento de sus operaciones en el mediano y largo plazo”, explica Rafael Palacios, Vicepresidente Ejecutivo de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (Acades). “Esta transición hídrica no sólo garantizará la continuidad de suministro en la producción minera, sino que permitirá reducir el consumo de agua continental en 38,6% al año 2034 respecto del año 2022”, agrega el ejecutivo.
A la fecha, de las 24 plantas desaladoras que existen, 17 están destinadas solamente a la minería, y de ellas, 14 se encuentran en operación efectiva. Este escenario aumentará a 34 plantas en total, lo que según Cochilco, demuestra que la escasez de agua en algunas regiones del norte de Chile se ha transformado en un tema estratégico para industrias como la minería. El informe agrega que “la búsqueda de opciones para enfrentar la escasez hídrica ha llevado a las empresas a privilegiar la construcción de plantas desalinizadoras, generando una visión de largo plazo respecto del acceso al suministro hídrico”.
Así, el informe resalta que las regiones del país que consideran proyectos de agua de mar, como Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama, Coquimbo y Metropolitana, presentan un incremento significativo en la demanda de agua de mar para la próxima década, y una tendencia a la baja respecto del consumo de agua continental, con Tarapacá alcanzando una reducción del 85%, Antofagasta de 44%, Coquimbo de 72% y en la Región Metropolitana de 64% para el 2034.
El estudio señala además que más de la mitad de la demanda de agua proyectada proviene de proyectos que ya están en funcionamiento o en proceso de ejecución, lo que da un alto nivel de certeza a las empresas para un funcionamiento normal en su producción. Asimismo, más del 80% del consumo de agua esperado para el año 2034 está asociado a proyectos que ya han obtenido los correspondientes permisos ambientales.