Por Gastón Fernández Montero, abogado y Académico de Derecho de Minería
Chile es el mayor productor mundial de cobre, un metal esencial para la transición energética global. Sin embargo, tras cada tonelada extraída y procesada, queda un residuo que rara vez ocupa titulares, pero cuya presencia marca el paisaje y la salud ambiental del país: los relaves mineros.
¿Qué son los relaves?
Los relaves son los desechos sólidos y líquidos que resultan del proceso de concentración del mineral. En el caso del cobre, tras triturar y tratar la roca para extraer el metal, queda una mezcla de agua, lodos y fragmentos de roca molida que contienen trazas de metales pesados y productos químicos utilizados en la flotación, como reactivos y floculantes.
Volumen monumental
Chile alberga más de 740 depósitos de relaves, de los cuales más de 170 están activos y el resto son inactivos o abandonados. Se estima que estos depósitos contienen más de 24 mil millones de toneladas de residuos, una cifra que crece cada año con la expansión de la minería. Solo en 2024, la gran minería generó más de 500 millones de toneladas de relaves nuevos.
¿Qué contienen?
Aunque se consideran residuos, los relaves no son inertes. Su composición varía según el yacimiento, pero comúnmente contienen:
- Metales pesados como arsénico, plomo, mercurio y cadmio, que pueden filtrarse al suelo y cuerpos de agua.
- Sulfatos y óxidos metálicos, que al reaccionar con el oxígeno y el agua generan drenaje ácido, un fenómeno altamente contaminante.
- Agua: hasta un 40% del volumen de un relave puede ser agua, muchas veces con alta carga salina o contaminada.
Riesgos ambientales y sociales
Los relaves representan un riesgo latente. Su acumulación en tranques o depósitos puede provocar filtraciones, colapsos o contaminación de napas subterráneas. Casos como los de Caimanes o Andacollo han evidenciado los impactos en comunidades cercanas: enfermedades respiratorias, pérdida de fuentes de agua y degradación del entorno.
Además, el cambio climático agrava el problema: lluvias intensas o sismos pueden desestabilizar estructuras mal mantenidas, como ocurrió en el desastre de El Cobre en 1965.
¿Qué se está haciendo?
Chile ha avanzado en la regulación y monitoreo de relaves. El catastro público de SERNAGEOMIN permite conocer su ubicación y estado. También existen iniciativas de reprocesamiento de relaves, que buscan recuperar metales residuales y reducir su volumen. Sin embargo, aún hay desafíos:
- Relaves abandonados sin responsables claros.
- Falta de tecnologías de secado que reduzcan el uso de agua.
- Escasa participación comunitaria en la toma de decisiones.
Hacia una minería más consciente
La minería del cobre no puede desligarse de sus pasivos. Los relaves son parte de su huella, y su gestión responsable es clave para la sostenibilidad del sector. Es urgente avanzar hacia una minería que no solo extraiga valor del subsuelo, sino que también se haga cargo de lo que deja atrás.
Porque el verdadero valor del cobre chileno no debe medirse solo en toneladas exportadas, sino en la capacidad de transformar su legado en un futuro más limpio, seguro y justo para todos.


