Por: Hugo Olmos Naranjo Académico del Departamento de Ingeniería de la Universidad de Atacama
El Mes de la Minería, que se inició el 10 de Agosto n todo Chile, no solo nos recuerda la nobleza y la historia de nuestra profesión, sino que también nos invita a reflexionar sobre cómo hacemos minería en el presente y hacia dónde la proyectamos en el futuro.
La minería de hoy no se sostiene solo con maquinarias y leyes geológicas. Se sostiene con personas comprometidas, preparadas y conscientes de que su seguridad y la de sus compañeros es la prioridad número uno. No hay producción que valga una vida, y cada procedimiento, cada reunión y cada decisión deben llevar grabado este principio.
Pero la seguridad no vive aislada: se nutre del conocimiento. Y aquí quiero hacer énfasis en algo fundamental: en minería no basta con saber hacer las cosas, hay que entender por qué las hacemos. Desde la planificación minera hasta la última operación unitaria —perforación, tronadura, carguío, transporte, chancado— cada eslabón de la cadena requiere criterio técnico, comprensión del terreno y disciplina en la ejecución.
Y si hablamos de resultados, no hay herramienta más poderosa que el trabajo en equipo real. No ese trabajo en equipo que queda en los eslóganes, sino aquel que se vive en las reuniones donde todos participan, donde los supervisores escuchan a los operadores, y donde las ideas y advertencias se consideran seriamente. Porque quien está frente a la pala o el equipo de perforación ve detalles que a veces los niveles superiores no perciben en sus informes.
La planificación minera no debe ser un documento estático en un computador de la oficina central; debe ser un plan vivo, revisado y validado en terreno, con el aporte de todos los que intervienen en las operaciones unitarias. Y para que eso ocurra, necesitamos algo que todavía es un desafío en muchas operaciones: un flujo real y constante de información desde la gerencia hasta el último trabajador, y viceversa. Información clara, oportuna y accionable.
Pero el trabajo en equipo no se limita a lo que ocurre dentro de nuestra propia compañía. En un mundo minero cada vez más interconectado, también debemos mirar hacia nuestros vecinos. Las faenas cercanas pueden, en algún momento, enfrentar desafíos comunes: una falla geotécnica que se propaga, un acuífero compartido, una tronadura de gran magnitud o un evento sísmico que afecte a más de una operación. En esas circunstancias, compartir información técnica, coordinar planes y actuar en conjunto puede marcar la diferencia entre un problema contenido y una crisis mayor.
Esta colaboración entre empresas vecinas no es una concesión de datos sensibles; es una inversión en seguridad regional y sostenibilidad minera. Tener canales de comunicación abiertos, protocolos claros y confianza mutua es parte del profesionalismo que hoy nos exige la industria.
EL TENIENTE: ALGO PARA REFLEXIONAR
Con lo sucedido recientemente en la mina El Teniente, es necesario aclarar ciertos conceptos claves en la minería que pareciera que a veces pasamos por alto. La experiencia mundial en explotación con cámaras vacías, como el Sublevel Stoping de grandes dimensiones, la tenemos nosotros, quienes trabajamos en la comuna de Tierra Amarilla.
No voy a entrar en el detalle de cómo se ejecuta un Block Caving o un SLS/SLOS, sino en su concepto esencial. El Block Caving es, en esencia, el hundimiento controlado de una gran columna de mineral y estéril, que debe cumplir las condiciones para fragmentarse y fluir por gravedad. La ingeniería de este método se centra, entre otros aspectos, en el pilar corona, que es la distancia vertical entre el nivel de hundimiento y el nivel de producción. Si todo está bien diseñado, se debe conocer la altura y el modo en que los esfuerzos litológicos se distribuyen, evitando que una sobrepresión litostática supere las resistencias in situ y provoque fallas no controladas.
En cambio, el Sublevel Stoping o Sublevel Open Stoping –está en el extremo opuesto de este concepto, nosotros necesariamente no-hundimos, acá necesitamos rocas competentes que puedan mantener cavidades abiertas. Aquí no provocamos un hundimiento masivo; construimos una estructura subterránea, como un edificio, donde las “habitaciones” son nuestras cámaras de explotación y los “pasillos” son las rampas y accesos. Cada cámara debe tener límites claros —losas y pilares— que mantengan su estabilidad mediante resistencia natural o fortificación artificial. Las dimensiones de cada cámara deben definirse según la calidad del macizo rocoso, y si este no tiene la resistencia necesaria, debemos reforzarlo para garantizar la estabilidad de toda la infraestructura, a menos que la intención sea demolerla controladamente al final de su vida útil.
Colegas, la minería del siglo XXI es más exigente, más tecnológica y más fiscalizada que nunca. Y eso es una oportunidad, no una amenaza. Tenemos en nuestras manos la posibilidad de hacer minería más segura, más eficiente y más humana. El secreto está en combinar nuestra experiencia con las nuevas herramientas, en mantener el diálogo abierto y en actuar siempre con un objetivo común: que todos volvamos a casa sanos y orgullosos de la labor cumplida.
MENSAJE FINAL
En este Día del Minero, les invito a que hagamos un compromiso renovado: Cuidarnos y cuidar a nuestros compañeros; Compartir el conocimiento y aprender todos los días; Escuchar y actuar en conjunto, dentro y fuera de nuestra empresa; Transformar la planificación en acción coordinada; Hacer fluir la información en todas las direcciones, sin barreras, y también entre operaciones vecinas cuando sea necesario; Mantener claros los conceptos técnicos de los métodos de explotación para aplicarlos con seguridad y criterio geomecánico y, Porque la minería, más que un trabajo, es una misión colectiva donde el esfuerzo de uno impacta en el éxito de todos.
¡Feliz Día del Minero!
¡Sigamos construyendo juntos una minería segura, inteligente y unida