Por: José Miguel Sepúlveda,Socio de TheHouse Advisory.-Esta pregunta, que parecería insólita plantear hace algunos años atrás, hoy no tiene una única respuesta, existe división entre quienes creemos que lo somos y aquellos que tienen otra concepción. Chile aún está en la búsqueda y confirmación de su identidad.
Las cifras demuestran que, al parecer, estamos dejando de lado la vocación minera del país. La inversión en minería bajaría hasta en 42% durante 2023 debido a la redefinición de proyectos y planes de inversión por temas ambientales, déficit de proyectos nuevos y reevaluación de estudios de factibilidad, según explicó la Corporación de Bienes de Capital.
La producción chilena de cobre, crecerá a un ritmo más lento durante esta década y requerirá que se materialicen todos los proyectos que hay en cartera. Así lo reveló un informe presentado en enero pasado por la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), que reconoció que la producción pronosticada para 2033 es de 6,58 millones de toneladas, representa un alza del 17% respecto de 2021 pero es bastante menor a las estimaciones anteriores.
Si realmente nos consideramos un país minero, y queremos mantener la posición de liderazgo, debemos enfocarnos en generar mecanismos que busquen acelerar el camino de la inversión minera. Facilitar proyectos que han demostrado cumplir con los estándares medioambientales, comunitarios y cuyos impactos están bien identificados y gestionados.
Esta no es una decisión antojadiza. El cobre es un recurso que ha sido uno de los motores del desarrollo y crecimiento a nivel mundial; y en los siguientes años será indispensable para las energías limpias y la tecnología. Según datos de la compañía de estudios energéticos BloombergNEF, se espera que la demanda de cobre aumente más de 50% de aquí a 2040, mientras que la producción de cobre de roca se incremente sólo alrededor de 16%.
Para impulsar el crecimiento sostenido de nuestro país, y aportar al desarrollo del planeta limpio, reafirmemos nuestra identidad y apostemos por la minería sostenible.
Por ahora la inversión está estancada. Asesoro a distintas empresas del sector minero y veo cómo sus principales ejecutivos están “aguantando la respiración” antes de definir si llevar adelante los proyectos que tienen en carpeta, a la espera de definiciones.
Resolver lo anterior requiere que exista un consenso y una convicción entre gobierno, autoridades políticas, la industria minera local y la sociedad chilena de que somos y seguiremos siendo un país minero.